viernes, 12 de septiembre de 2014

☼ Predecir / adivinar ☼

La predicción supone un mundo dado de antemano, de leyes inmutables que asegurarían la reproducción de lo pasado en el futuro, en un orden cronológico y en espacio actual. La adivinación, en cambio, se rinde a una naturaleza compuesta por mezclas de cuerpos y nimbada por acontecimientos imprevisibles. En virtud de esta imprevisibilidad, el adivino conjura activamente cualquier tipo de control o clausura mecánica del mundo. Si la adivinación no puede ser reducida analógicamente a la predicción es porque sus objetivos son tan distintos como las visiones de la naturaleza a las que consagran sus armas. Debido a la inestabilidad constitutiva de su objeto nebular, la pragmática adivinatoria de los brujos no expresa los cálculos defectuosos de antiguos métodos predictivos, sino la captación concreta, precisa e íntima de aquellos ‘detalles sospechados e inadvertidos’ de los que están preñadas las cosas. ///

/// extraído y adaptado de Juan Salzano, “Prólogo” en Deleuze y la brujería

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